jueves, 15 de diciembre de 2011

Rincón de la Familia Marista

¡FELIZ NAVIDAD, MARISTAS DE CORAZÓN!
Mi mejores deseos para estas Navidades y Año Nuevo están recogidos en el siguiente poema anónimo, y que lo hago  mío :
Que los caminos se abran a tu encuentro,
Que el sol brille sobre tu rostro,
Que la lluvia caiga suave sobre tus campos,
Que el viento sople siempre a tu espalda.

Que guardes en tu corazón con gratitud
El recuerdo precioso
De las cosas buenas de la vida.
Que todo don de Dios crezca en ti y te ayude a llevar la alegría
A los corazones de cuantos amas.

Que tus ojos reflejen un brillo de amistad,
Gracioso y generoso como el sol,
Que sale entre las nubes
Y calienta el mar tranquilo.

Que la fuerza de Dios te mantenga firme,
Que los  ojos de Dios te miren,
Que los oídos de Dios te oigan,
Que la Palabra de Dios te hable,
Que la mano de Dios te proteja,
Y que, hasta volvernos a encontrarnos,
Otro te tenga, y nos tenga a todos,
En la palma de su mano.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Rincón de la Familia Marista

TE ADMIRO, en primer lugar por tu valentía en nadar contra corriente como el salmón, para lograr ascender a fuentes límpidas y frescas, no soñadas por la generalidad de la gente.
En estos tiempos, como en tantos otros de la historia, en que los valores del espíritu están tan devaluados  y en donde reina la mediocridad, el individualismo, el egoísmo, tú has querido ir por otros derroteros que te acercan al que es el Camino, la Verdad y la Vida.
Te admiro porque tienes reservado ese día a la semana para juntarte con tus “hermanos fraternos”, como  ampulosamente denominas a tus compañeros de fraternidad.
Te admiro porque te veo llegar cansado del azaroso trabajo del día, pero esperanzado en encontrar calor humano, aliento en la oración y luz en la reflexión del evangelio del día.
Te admiro porque con ellos quieres hacer   la experiencia  de vida en esas dos cortas pero sabrosas horas semanales.
Te admiro porque todavía encuentras algún tiempo  al mes para acercarte a aquellos que son los predilectos del Señor: Los pobres y excluidos de la sociedad, a través del apostolado de la fraternidad.

TE ACOMPAÑO con ilusión en la búsqueda incesante  del sentido de la vida, en la respuesta acertada ante la incertidumbre y la oscuridad que proyecta la realidad actual.
Quiero ser tu compañero de camino en la encumbrada meta de la realización como persona, como ser en relación  con la vida, el prójimo y el Creador.
Quisiera no defraudarte y poder ser contigo un Champagnat hoy, con tus sueños, tus trabajos y tus triunfos.
Mucho puedes ayudarnos a seguir fiel  en el camino de Champagnat, viendo tus esfuerzos por profundizar en tu vocación laical marista.
Hermanos y laicos juntos podemos lograr lo que no podríamos alcanzar por separado.
Hoy laicos y hermanos juntos haremos la ruta Champagnat, naciendo al mundo marista  en   la Vallá, alimentando nuestra fraternidad y espiritualidad en la acogedora casa madre del Hermitage, desplegando  el apostolado por los  cerros y valles del  Pilat, del  Bessat, del Puy…

TE PIDO no claudicar en este llamado a ser luz para los demás, en llevar adelante la nueva evangelización encomendada por la Iglesia a laicos y religiosos.
Te pido alimentar tu espíritu con la lectura y reflexión de la Palabra de Dios, a sentir la cercanía de la Buena Madre que, como en Caná hoy nos pide “hacer lo que El os diga”.
Te pido  ayudes a crecer a tu familia, tu fraternidad, la Iglesia y la sociedad con  el ejemplo y con el  ejercicio de la doble vocación de ser discípulo y misionero para estos tiempos.

TE AGRADEZCO porque con tu entrega generosa, nos ayudas a perseverar en el camino del bien y del apoyo incondicional al necesitado.
Te agradezco porque, a pesar de tus múltiples ocupaciones y responsabilidades, apartas un tiempo precioso para tus “hermanos fraternos” y los enriqueces con tu oración,  tu reflexión, tu aporte y tu cariño.
“No estamos deprimidos ni tampoco distraídos”, sino muy entusiasmados por la llamada del Señor: “Ven y sígueme”, para cumplir la misión de irradiar al mundo con la luz del Evangelio.
No queremos distraernos con  otras llamadas que también nos hacen  desde la acera de enfrente, para contrarrestar nuestro crecimiento espiritual y nuestro compromiso de apostolado.

ALABO AL SEÑOR porque sigues siendo luz, fuerza, entusiasmo, compromiso y se puede decir de ti que eres un Champagnat para los tiempos de hoy.
 
Hno. Feliciano Arroyo