LO QUE NOS UNE Y LO QUE NOS SEPARA
Todos tenemos experiencia de haber participado alguna vez o con mucha frecuencia en aglomeraciones celebrando algún acontecimiento que arrastra y entusiasma a la gente, como puede ser un festival musical, una final de fútbol, ya sea a nivel nacional, continental o mundial.
Hace unos días veíamos por televisión la magna concentración de hinchas de la selección española, mal llamada la Roja, para no molestar a los eternos separatistas, celebrando el triunfo de la Eurocopa.
Algún tuwitero reflexionaba que si al mismo tiempo que ese millón festejando en la plaza de la Cibeles el triunfo indiscutido de la selección española, se reuniese para reclamar mayor igualdad social, menos corrupción, menos trapicheo y más transparencia en la cosa pública y privada, otro gallo cantaría… La realidad social sería otra muy diferente.
¿Por qué nos gusta tanto acentuar y celebrar momentos de euforia , que no dejan más que unos instantes de grata satisfacción o de orgullo nacional y qué poco le hacemos caso a lo que cada día afecta a la vida nacional, familiar y personal como es el derecho al trabajo, a un trato justo , a unas normas sociales y éticas que no atenten contra la moral , la ética , la convivencia justa y pacífica.
¿Por qué no salimos a las calles a reclamar protección para que las mujeres embarazadas puedan alumbrar un nuevo ser humano que tiene derecho a la vida, como usted y yo, en vez de correr el peligro de ser asesinado en el propio vientre de la madre?
¿Por qué no reclamamos de los treinta mil seres humanos que cada día mueren de hambre en un mundo que tiene medios para alimentar decorosamente a los siete mil millones que pueblan la tierra?
¿Por qué no salimos en defensa de la familia , constituída desde el origen de la especie por un hombre y una mujer y así poder dar estabilidad y continuidad a la humanidad por tiempo indefinido? ¿Cómo no proteger a la célula de la sociedad, si queremos que esta sociedad sea sana, acogedora, vivible?
Bien están los momentos de euforia colectiva y de sano esparcimiento. Pero más importante resulta dar importancia y apoyo a aquello que nos afecta en forma global a la coexistencia humana y a la calidad de vida de todos los seres humanos.
Dar importancia a lo supérfluo o superficial y olvidarse delo fundamental, es la lacra de los tiempos que vivimos. Nosotros podemos cambiar las tendencias. Intentémoslo.
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ResponderEliminarLa unión efímera de acontecimiento hasta cierto punto sin importancia para el diario vivir de nuestras familia como celebrar un partido(no estoy en contra del gane de España)nos hace restar importancia a lo que si hay que resaltar y darle importancia como la desunión familiar, el abuso y la violencia en la misma...
EliminarUn 15 de julio del 2011 salio al espacio cibernetico este blog ha iluminar nuestro caminar marista, felicidades hermano Arroyo, siga adelante.
ResponderEliminarQuisieromos un atticulo sobre los 50 años del Concilio Vaticano II de su maravillosa pluma digital.
ResponderEliminarGracias Cosme , por entrar de vez en cuando al Rincón marista y por su valiosas apòrtaciones.
ResponderEliminarGracias por el envío de la síntesis sobre el 50 aniversario del Concilio Vaticano II.
Trataré de sacar al en Rincón sobre este gran acontecimiento para la Iglesia actual.
Gracias por su articulo sobre el Concilio publicado este dia
EliminarEs un gusto y un lugar para llenarse con sus notas, hare esfuerzos por entrar mas a su blog
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