UN APOSTOLADO ENTRE LOS PREFERIDOS DE JESUS
Fue el día 27 de agosto, a partir de las 6 p.m. en el Albergue de la Merced, al lado de la campana que un día anunció la libertad del pueblo salvadoreño, que viví una experiencia, difícil de olvidar.
Junto con cuatro fraternos de la fraternidad "Nueva Esperanza", del Liceo Salvadoreño, ingresamos al mencionado albergue para encontrarnos en él a unos treinta hombres, ansiosos de encontrar amistad y calor humano, junto con una hermosa disposición a escuchar y participar en la Palabra de Dios.
Son hombres, sencillos de corazón, pobres materiales, pero ricos en espíritu y generosos en la acogida.
Me sentí muy satisfecho, un poco , como cuando Cristo se acercaba a los más débiles y necesitados, pero en mi caso, con la impotencia de poder atender debidamente a sus necesidades materiales y humanas.
Me dolió saber de estos buenos hombres que, aunque tienen el cobijo de un techo seguro durante la noche, carecen del resto que todo ser humano tiene derecho a poseer : Comida, trabajo, familia, ayuda estatal y empresarial. Si encontrásemos algunos "buenos samaritanos", que nos ayudasen a ayudar a estas gentes, ellos y nosotros estaríamos muy agradecidos. Si alguien lee este artículo y desea colaborar con ayuda material, favor conectarse con la fraternidad "Nueva Esperanza", en el Liceo Salvadoreño.
En la lectura del Evangelio del domingo y la reflexión del mismo me impresionó que hubiese personas del grupo que con tanta lucidez y sentimiento interpretasen la Palabra de Dios y la aplicasen a sus vidas.
Los que tienen nombres bíblicos en el grupo saben muy bien la historia de esos personajes, como Moisés, el rey David, los Evangelistas, José y María...
Sentí que la oración y la Palabra de Dios les alimentó espiritualmente tanto como los tamalitos, el quesito, el pan dulce y el refresquito que al final se tomaron de muy buena gana.
Esa campana de la Merced, algún día tendrá que volver a sonar para anunciar la libertad verdadera y total para todos los salvadoreños y para nuestros amigos del alberque de la Merced.
Esa campana de la Merced, algún día tendrá que volver a sonar para anunciar la libertad verdadera y total para todos los salvadoreños y para nuestros amigos del alberque de la Merced.
La iglesia la Merced me trea recuerdos pues estuve dos años en el Lecio del "Centro" llamado en esos entonces pues estaba Flor Blanca lo que quedo finalmente el Liceo... en ese Liceo (del Centro) empece a conocer el espiritu de los maristas, entre ellos el Hno. Arnoldo y otros...
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